ACÉRCATE SEDIENTO Parte 26

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 26

TRES Cuando la gracia actúa profundamente

Hasta la iglesia de Jerusalén, aquella congregación ejemplar y representativa, oyó las invectivas monótonas de la «junta de control de calidad religiosa». A los creyentes no judíos se les decía: «Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos» (Hechos 15.1). Las iglesias sufrieron de la misma enfermedad, que podría llamarse bloqueo de las arterias de la gracia. Esta anomalía se origina al creer que si bien el Padre puede otorgar entrada al hogar celestial, uno tiene que ganarse su lugar en la mesa. Dios paga la cuota inicial de tu redención, pero a ti te corresponde pagar las mensualidades. El cielo te garantiza la lancha, pero a ti te toca remar si quieres llegar algún día a la otra orilla.

Bloqueo de la gracia. Te permite saborearla, mas no beberla. Moja tus labios, pero no puedes saciar tu sed. ¿Puedes imaginar una fuente de agua que tuviera esas instrucciones de uso? El aviso diría: "Absténgase de tragar. Llene su boca pero no su estómago". Qué absurdo. ¿De qué sirve el agua si no la puedes ingerir? ¿De qué sirve la gracia si no le permites llegar a lo profundo y recóndito de tu ser? ¿Qué imagen describe con más exactitud la condición de tu corazón? ¿La de un niño rozagante y sano que juguetea en una cascada, o la de un espino del desierto? Para saberlo con certeza, hazte una pregunta. ¿Te define la gracia de Dios? La gracia que fluye en lo profundo aclara de una vez por todas quiénes somos en realidad.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Continuará...


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