ACÉRCATE SEDIENTO Parte 28

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 28

TRES Cuando la gracia actúa profundamente

Como recordarás, los filisteos derrotaron militarmente a Saúl. Cuando se disipó el humo de la batalla, David procuró extender misericordia a los descendientes de Saúl. Un siervo llamado Siba se acordó de uno: «Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies» (v. 3). Ni siquiera recibió un nombre propio, solo la descripción del dolor que caracterizó su existencia. Un capítulo previo revela el infortunio. Cuando llegó la noticia sobre las muertes de Saúl y Jonatán a la ciudad capital, una madre nodriza en la casa de Jonatán tomó a su hijo de cinco años y huyó. No obstante, en su fuga tropezó y lo dejó caer, por lo cual el niño quedó lisiado de ambos pies.

¿A quién acude un niño en esa condición? No puede caminar. No puede trabajar. Su padre y su abuelo han muerto. ¿Qué puede hacer el nieto inválido de un líder fracasado? ¿Qué decir de Lodebar? Suena como un lugar olvidado y abandonado a su suerte. Como unos pueblos en los Estados Unidos con nombres deprimentes como Sin Árboles en Texas, Maleza en Oregon o Lamido Francés en Indiana. Un lugar apropiado para Mefiboset. Le pusieron un nombre más largo que su brazo. Lo dejaron caer al piso como un melón que se sale de una bolsa de papel. ¿Qué tan bajo puede caer uno? Tanto como para terminar viviendo en el sector más pobre y decadente de Lodebar.

¿Será que conocía bien las calles? Después de haberse arrastrado tanto tiempo, seguro que sí. Este hombre no solo cayó al piso sino en la ruina y el anonimato, fue sacado de la nómina del equipo y reemplazado por otro. Fue dejado en un orfanato y tuvo que defenderse como pudo de los que le menospreciaban. Así es la gente, de nombres no se acuerdan, pero sí del dolor. «Ah sí, él es el alcohólico». «Sí la recuerdo, la viuda aquella». «¿Te refieres a la mujer divorciada de no sé dónde?» «No, debe ser la de Lodebar». Uno tiene que vivir con esos rótulos. Continuará...


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