ACÉRCATE SEDIENTO Parte 33


 ACÉRCATE SEDIENTO Parte 33

CUATRO: Morir para nacer

La improvisada cuchilla estaba con tan poco filo que «ni siquiera me cortó los vellos del brazo», pero él persistió en la amputación. Después contó a los reporteros, «me demoré como una hora». No trates ni siquiera de imaginar los sonidos producidos durante ese lapso cruento de sesenta minutos, si yo me siento desmayar cuando la enfermera se demora diez segundos en sacarme sangre. Ralston por fin se soltó del peñasco y ahora le esperaba el reto de encontrar a seres humanos. Se arrastró por una cuesta de 60 metros, bajó con soga (recuerda, con un solo brazo) por una pared de 30 metros, y luego caminó 10 kilómetros. Solo después de tal peripecia se encontró con unos turistas holandeses que, sin lugar a dudas, recibieron a cambio de su dinero mucho más que lo prometido por su agente de viajes. Ralston nunca ha presumido de valiente, y siempre ha explicado el asombroso escape como «una cuestión pragmática".

Pragmático, sin lugar a dudas. Llegó a un callejón sin salida, donde a mano derecha le esperaba la muerte y, sin mano derecha, la vida. Al verse enfrentado con esa decisión aterradora, optó por la vida. ¿Haríamos nosotros lo mismo? Lo cierto es que hacemos todo lo posible por evitar la muerte, que se ha convertido en el enemigo público número uno. Siempre hay que ponerse el cinturón de seguridad, dormir más, hacer ejercicio frecuente, comer alimentos más saludables, ingerir más proteína y menos cafeína, más vegetales y menos carbohidratos. Esquivar la sombra de la muerte es el tema dominante de nuestros tiempos. Continuará...


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