ACÉRCATE SEDIENTO Parte 39
CUATRO: Morir para nacer
¿Qué nos toca hacer mientras llega ese momento? Revisar nuestra lista de amigos. Por cuanto Lázaro llamó a Jesús su amigo, este lo llamó a salir de la tumba. En asuntos de vida o muerte, todos necesitamos un amigo en los lugares más altos. Si no lo tenemos, estamos en grandes problemas. «Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza; y la expectación de los malos perecerá» (Proverbios 11.7). Asegúrate de que Jesús se refiera a ti con el mismo cariño que con Lázaro. Prepárate para la muerte entablando lazos fuertes de amistad con Cristo. «Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos» (Salmo 116.15).
El miedo a la muerte termina cuando uno sabe que el cielo es su hogar verdadero y permanente. En todos mis viajes aéreos nunca he visto a un pasajero llorar cuando el avión aterriza. Nunca. Nadie se aferra a la silla y ruega diciendo: «No me obliguen a salir, por favor. Quiero quedarme a comer más maní». Estamos dispuestos a salir porque el avión no tiene una ubicación permanente. Lo mismo sucede con este mundo. «Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo» (Filipenses 3.20). Juan Knox se identificaría con esto. Nacido en 1505 en Escocia, su predicación regeneró toda una sociedad. Este hombre inspiró a las masas y desafió los excesos del trono.
Continuará...
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