EL REMANENTE Capítulo 16

Examinemos de qué manera estos rasgos vuelven a aparecer en las preciosísimas palabras con que Judas se dirige al remanente: “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna” (v. 20-21). Aquí, pues, tenemos una vista preciosa del verdadero remanente cristiano y de las actividades de quienes lo componen. Nada puede ser más bello. Se puede preguntar: «¿A quiénes se dirigen estas palabras?» He aquí la respuesta: “A los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo”, en la época que fuera y dondequiera se encuentren. Nada puede ser más simple y excelente. Es perfectamente evidente que estas palabras no se aplican ni pueden aplicarse a meros profesantes, ni a ningún cuerpo eclesiástico debajo del sol. En una palabra, ellas se aplican únicamente a los miembros vivos del cuerpo de Cristo. Todos ellos deberían hallarse juntos, edificándose sobre su santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservándose en el amor de Dios y esperando a su Señor. Tal es el remanente cristiano, así como en Malaquías habíamos visto al remanente judío. Nada puede ser más hermoso. Es la posición en que deberían hallarse todos los verdaderos cristianos. No hay ninguna pretensión de ensalzarse para ser algo, ningún esfuerzo por negar o ignorar el triste y solemne hecho de la completa e irremediable ruina de la iglesia profesante. Es el remanente cristiano en medio de las ruinas de la cristiandad, el remanente fiel a la Persona de Cristo y a su Palabra, unido en amor, en el verdadero amor cristiano; no en el amor de una secta, de un partido o de un círculo exclusivista; es el amor en el Espíritu, el amor hacia “todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable”. Es el amor que se expresa en una verdadera devoción a Cristo y a sus intereses; un ministerio de amor hacia todos los que le pertenecen y procuran reflejar su Persona en todos sus caminos. No es descansar simplemente en una posición a pesar de estar uno en una mala condición espiritual, pues tal indiferencia sería caer en una terrible trampa del diablo. Por el contrario, se trata de una saludable unión de posición y condición en una vida caracterizada por principios sanos y por un andar práctico rebosante de gracia. Es, en resumidas cuentas, el reino de Dios establecido en el corazón y desarrollándose en toda la vida práctica. Continuará...

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LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS