EL REMANENTE Capítulo 21

Pero tenemos que leer todavía la última parte de este exquisito mensaje dirigido a la iglesia de Filadelfia, tan lleno de consuelo y estímulo para los santos: “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.” Nada podría sobrepasar la gracia que resplandece en estas palabras. Jehová habló palabras de gracia a su amado remanente en los días de Malaquías: “Y serán para mí especial tesoro... en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Mas a vosotros...”. ¿Quiénes? ¿Los que han hecho grandes cosas, grandes sacrificios, una gran profesión religiosa o los que tienen un gran nombre? No, sino: “los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán cenizas bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Malaquías 3:17-4:3). Comparando los dos pasajes, vemos que entre los remanentes judío y cristiano existen puntos de similitud y de contraste. No podemos detenernos a considerarlos aquí debido a que nuestro objetivo es simplemente ilustrar que en los días más oscuros hallamos un remanente piadoso, querido para Dios y para Cristo, a quien Él se dirige en los términos más dulces y tiernos, que consuela con la seguridad más preciosa y que alienta con las más brillantes esperanzas. Esto es lo que tenemos sobre todo en el corazón para presentar a toda la Iglesia de Dios a los efectos de urgir a todo miembro del amado cuerpo de Cristo sobre la faz de la tierra a apartarse de todo lo que sea contrario al pensamiento de Dios, tal como está revelado en su Palabra, y a abrazar la posición, la actitud y el espíritu del verdadero remanente cristiano. Continuará...

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