EL YUGO DESIGUAL Capítulo 27

3- EL YUGO DESIGUAL RELIGIOSO Dios no puede reconocerlos ni marchar con ellos si se unen en yugo desigual con los incrédulos, sobre cualquier terreno o con el objeto que sea. La gran dificultad estriba en combinar un espíritu de intensa separación con un espíritu de gracia, dulzura e indulgencia, o, como otro lo ha expresado: «Mantener los pies en el camino estrecho, con un corazón amplio.» Esto es realmente difícil. Pues así como el mantenimiento estricto y sin compromiso de la verdad, tiende a estrechar el círculo alrededor de nosotros, así también necesitamos el poder expansivo de la gracia para mantener un corazón amplio y nuestros afectos vivos y cálidos. Si contendemos por la verdad de otra manera que no sea en gracia, sólo presentaremos un lado del testimonio, e incluso el menos atractivo. Por otra parte, si mostramos la gracia a expensas de la verdad, ello demostrará ser, a la larga, tan sólo la manifestación de un liberalismo vulgar a expensas de Dios: una cosa muy indigna. Así pues, en lo que respecta al objeto por el cual los verdaderos cristianos se unen ordinariamente en yugo desigual con aquellos que, según su propia confesión y según el juicio de la caridad misma, no son para nada cristianos, se encontrará, finalmente, que no se puede jamás alcanzar un objeto verdaderamente divino y celestial transgrediendo una verdad de Dios. Los medios no son santificados por el fin; sino que tanto los medios como el fin deben estar conformes con los principios de la santa Palabra de Dios; de lo contrario, todo desembocará en confusión y deshonra. Rescatar a Ramot de Galaad de las manos del enemigo podía parecer un muy digno objeto para Josafat; además, podría haber parecido un hombre muy liberal, grato, popular y de corazón amplio, cuando, en respuesta a la propuesta de Acab, dijo: “Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; iremos contigo a la guerra” (2.º Crónicas 18:3). Continuará...

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