EL YUGO DESIGUAL Capítulo 28

3- EL YUGO DESIGUAL RELIGIOSO Es fácil ser liberales y tener un corazón amplio a expensas de los principios divinos; pero ¿cómo terminó esto? Acab fue muerto y Josafat a duras penas escapó con vida, tras haber hecho naufragio en cuanto al testimonio. Vemos, pues, que Josafat ni siquiera alcanzó el objetivo por el cual se había puesto bajo un yugo desigual con un incrédulo; y aun si lo hubiera alcanzado, este suceso no habría sido ningún justificativo válido de su proceder. Nada puede justificar el yugo desigual de un creyente con un incrédulo; y, en consecuencia, por más hermosa, atractiva y plausible que haya podido parecer la expedición de Ramot a los ojos de los hombres, ella, para el juicio de Dios, era dar ayuda al impío, y amar a los que aborrecen a Jehová (2.º Crónicas 19:2). La verdad de Dios despoja a los hombres y a las cosas del falso brillo del que quisieran revestirlos aquellos que se dejan llevar por el espíritu de la conveniencia; ella los presenta en su verdadera luz; y es una gracia inefable tener el claro juicio de Dios acerca de todo lo que acontece alrededor de nosotros: ello confiere calma al espíritu, da firmeza a la marcha y al carácter, y nos libra de esa desgraciada fluctuación de pensamientos, sentimientos y principios que nos vuelve completamente ineptos para la posición de testigos firmes y consecuentes para Cristo. De seguro erraremos el blanco si intentamos formar nuestro juicio según los pensamientos y las opiniones de los hombres; pues ellos juzgan siempre según las apariencias exteriores, y no según el carácter intrínseco y el principio de las cosas. Con tal que los hombres alcancen lo que ellos creen que es un objetivo justo, poco les importa el modo de llegar a tal fin. Pero el verdadero siervo de Cristo sabe que debe hacer la obra de su Maestro según los principios y en el espíritu de su Maestro. El tal jamás podrá estar satisfecho de alcanzar el objetivo más loable, a menos que lo haga por un camino trazado por Dios. Los medios y el fin deben ser ambos divinos. Admito, por ejemplo, que es un muy deseable objetivo propagar las Santas Escrituras —la Palabra pura y eterna de Dios—. Continuará...

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