EL YUGO DESIGUAL Capítulo 32

EL YUGO DESIGUAL FILANTRÓPICO
4- EL YUGO DESIGUAL FILANTRÓPICO Éste es el canal a través del cual Dios quiere dispensar sus bendiciones; la poderosa palanca por medio de la cual quiere elevar al hombre física, moral e intelectualmente. “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres , nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador” (Tito 3:4-6). Ésta es la filantropía de Dios; tal es su manera de mejorar la condición del hombre. El cristiano puede colocarse cómodamente bajo el yugo con todos aquellos que comprenden el valor de este modo de actuar, pero con nadie más. Los hombres del mundo ignoran todo esto y no les importa en lo más mínimo. Pueden procurar realizar reformas, pero son reformas sin Cristo. Pueden promover mejoras, pero se trata de mejoras sin la cruz. Quieren hacer progresos de todo tipo, pero Jesús no es su punto de partida ni el objeto de su curso. ¿Cómo, pues, un cristiano podría colocarse bajo el yugo con ellos? Ellos quieren trabajar sin Cristo, el mismo a quien el cristiano debe todo. ¿Puede estar contento de trabajar con ellos? ¿Puede tener algún objeto en común con ellos? Si alguien viene y me dice: «Necesitamos su colaboración para distribuir ropas y alimentos a los pobres, para fundar hospitales y manicomios, para proveer a la manutención y la educación de los huérfanos, para mejorar el estado físico de nuestros semejantes; pero le avisamos que según un principio fundamental de la sociedad, el consejo o la comisión que se formó para tal objetivo, el nombre de Cristo no debe pronunciarse, puesto que ello daría lugar a controversias. Nuestros objetivos no son en absoluto religiosos, sino exclusivamente filantrópicos; por tanto, la religión debe ser asiduamente excluida de todas nuestras reuniones públicas. Nos reunimos como hombres para una obra de beneficencia, por lo que, incrédulos, ateos, socinianos, arrianos, católicos romanos y toda clase de gentes pueden unirse alegremente bajo el mismo yugo con el objeto de poner en marcha la gloriosa máquina de la filantropía.» Continuará...

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