EL YUGO DESIGUAL Capítulo 33

4- EL YUGO DESIGUAL FILANTRÓPICO ¿Cuál debería ser mi respuesta a tal demanda? El hecho es que, uno que ama verdaderamente al Señor Jesús, y quisiera dar respuesta a un llamado tan horroroso, se quedaría sin palabras. ¿¡Qué!? ¿Hacer bien a los hombres con la exclusión de Cristo? ¡Dios no lo permita! Si no puedo obtener los objetos de la pura filantropía, sin dejar de lado a este Salvador bendito que vivió y murió, y que vive eternamente para mí, entonces ¡afuera con su filantropía!, pues ella no es seguramente de Dios, sino de Satanás. Si ella fuera de Dios, la Palabra es: “el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador”, Aquel mismo a quien vuestros estatutos dejan completamente de lado. De ello se sigue que vuestros reglamentos deben de haber sido dictados por Satanás mismo, el enemigo de Cristo. Satanás ama siempre dejar de lado al Hijo de Dios; y cuando él logra que los hombres hagan lo mismo, les permite ser benevolentes, caritativos y filántropos. Pero, en honor a la verdad, tal benevolencia y tal filantropía deberían ser propiamente denominadas malevolencia y misantropía; pues ¿de qué manera más eficaz podría uno mostrar mala voluntad y aversión a la humanidad que dejando de lado a Aquel único que puede realmente bendecirlos para el tiempo y la eternidad? Pero ¿en qué condición moral se halla un corazón, con respecto a Cristo, que fue capaz de tomar lugar en una junta o sobre un estrado, con la condición de que ese Nombre bendito no sea pronunciado? ¡Seguramente ese corazón debe de estar muy frío!; esto demuestra que los proyectos y las obras de los hombres inconversos son, a su juicio, lo suficientemente importantes como para arrojar a su Amo por la borda, por así decirlo, a fin de llevarlos a cabo. Pero no confundamos las cosas. Éste es el verdadero aspecto en que debemos considerar la filantropía del mundo. Los hombres del mundo pueden “vender el perfume por trescientos denarios, y darlo a los pobres”, a la vez que declaran que es una pérdida derramar este perfume sobre la cabeza de Cristo. Continuará...

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