LA PLENA SUFICIENCIA DE CRISTO CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN Una vez que el alma ha sido llevada a sentir la realidad de su condición delante de Dios —la profundidad de su ruina, de su culpa y de su miseria— su completa e irremediable bancarrota, no puede haber reposo hasta que el Espíritu Santo revele al corazón la plena y total suficiencia de Cristo. La única respuesta posible a nuestra ruina total es el remedio perfecto de Dios. Ésta es una verdad muy sencilla, pero, a la vez, de la mayor importancia; y, podemos decir, con toda seguridad, que cuanto más profunda y perfectamente se la aprenda por uno mismo, mejor. El verdadero secreto de la paz consiste en acabar definitivamente con un yo culpable, totalmente arruinado, sin esperanza y sin ningún valor, y hallar entonces a un Cristo plenamente suficiente como provisión de Dios para nuestras más profundas necesidades. Esto es, de veras, reposo: un reposo que no puede ser perturbado jamás. Podrá haber tristeza, aprietos, conflictos, ejercicios de alma, pesadez de ánimo a causa de múltiples tentaciones, altibajos, toda suerte de pruebas y dificultades; pero estamos persuadidos de que, cuando un alma ha sido conducida realmente por el Espíritu de Dios a ver que el yo se acabó para siempre y a descansar plenamente en Cristo, halla una paz que no puede ser interrumpida jamás. La inestabilidad de tantos amados hijos de Dios es el resultado de no haber recibido en su corazón a un Cristo completo como la provisión misma de Dios para ellos. Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario