LA PLENA SUFICIENCIA DE CRISTO CAPÍTULO 10

1- LO QUE CRISTO HIZO POR NOSOTROS Así, todo ha sido divinamente resuelto, y para siempre. Tan imposible es que se halle un solo pecado en el más débil creyente en Jesús, como que se halle en Jesús mismo. Poder decir esto es algo asombroso, pero es una sólida verdad de Dios, establecida en múltiples lugares de las Santas Escrituras; y el alma que cree esto, ha de gozar de una paz que el mundo no puede dar ni quitar. 2- NUESTRA SEGURIDAD DEL PERDÓN DE LOS PECADOS Hasta aquí, hemos considerado el aspecto de la obra de Cristo que tiene que ver con el perdón de los pecados, y esperamos sinceramente que el lector tenga ya una idea muy clara y definida de este tan importante punto. Seguramente será un feliz privilegio para él si sólo toma lo que Dios dice en su palabra: “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevamos a Dios” (1 Pedro 3:18). Si, pues, Cristo padeció por nuestros pecados, ¿no deberíamos percatarnos de tan grande bendición de haber sido librados para siempre del peso de esos pecados? ¿Puede estar de acuerdo con la mente y el corazón de Dios que alguien por quien Cristo padeció haya de quedar en perpetua esclavitud, atado y amarrado con la cadena de sus pecados y clamando, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, que el peso de sus pecados es insoportable? Continuará...

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