LA PLENA SUFICIENCIA DE CRISTO CAPÍTULO 11

2- NUESTRA SEGURIDAD DEL PERDÓN DE LOS PECADOS Si tales expresiones son verdaderas y propias de un cristiano, ¿qué ha hecho entonces Cristo por nosotros? ¿Puede ser verdad que Cristo haya quitado de en medio nuestros pecados y que, a pesar de eso, estemos atados y amarrados con esa cadena? ¿Es verdad que él llevó la pesada carga de nuestros pecados y que, no obstante, estemos aún aplastados bajo su insoportable peso? Algunos pretenden hacernos creer que no es posible saber si nuestros pecados están perdonados y que debemos continuar hasta el final de nuestra vida en un estado de total inseguridad acerca de este asunto tan importante y vital. Si así fuese, ¿qué se habría hecho del precioso evangelio de la gracia de Dios, las buenas nuevas de salvación? En vista de una enseñanza tan miserable como ésta, ¿qué significan esas palabras inflamadas del bienaventurado apóstol Pablo en la sinagoga de Antioquía?: “Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él (Jesucristo, muerto y resucitado) se os anuncia (no se promete como algo futuro, sino que se proclama ahora) perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado (no será o espera ser justificado) todo aquel que cree” (Hechos 13:38-39). Si nos apoyamos en la ley de Moisés, en cumplir los mandamientos, en desempeñar bien nuestras obligaciones, en estimar a Cristo y en amar a Dios como es debido, entonces habrá motivo para que estemos dudando y completamente inseguros, viendo que no nos es posible tener ninguna base de seguridad. Si tenemos que hacer algo en este asunto, aunque no sea más que mover un párpado, entonces ciertamente sería la mayor presunción de nuestra parte pensar que estamos seguros. Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario