LA PLENA SUFICIENCIA DE CRISTO CAPÍTULO 22

3- LO QUE CRISTO HACE HOY POR NOSOTROS Un Cristo sentado es la prueba gloriosa y la definición perfecta del lugar del creyente en la presencia de Dios. Nuestro Señor Jesucristo, cuando glorificó a Dios respecto a nuestros pecados, soportó el juicio de Dios sobre nuestra entera condición de pecadores y, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, se sentó Él mismo para siempre en un lugar, no sólo de perdón, aceptación y paz, sino también de completa liberación del dominio del pecado; un lugar de victoria asegurada sobre toda cosa que pudiera estar en nuestra contra, ya sea el pecado que mora en nosotros, el miedo a Satanás, las exigencias de la ley o el presente mundo malo. Tal es, repetimos, la posición absolutamente invariable del creyente, si nos guiamos por la Sagrada Escritura. Y rogamos con insistencia al cristiano que no se conforme con nada menos que esto. Que ya no acepte más las confusas enseñanzas de los credos de la cristiandad ni los ritos de su liturgia, que sólo hacen volver a las almas a la oscuridad, la lejanía y la esclavitud del judaísmo, sistema que Dios halló defectuoso y que él mismo abolió para siempre, por no haber satisfecho Sus santos designios ni su corazón amoroso, en cuanto a dar a sus adoradores paz y libertad perfectas, absoluta cercanía a él mismo; y eso, para siempre. Instamos solemnemente a todo el pueblo de Dios, en las diversas secciones de la Iglesia profesante, a que consideren dónde se hallan y vean hasta qué punto entienden y disfrutan la verdadera posición cristiana, según se nos muestra en los diversos pasajes de las Escrituras que hemos citado y que podrían multiplicarse fácilmente. Que comparen con diligencia y fidelidad las enseñanzas de la cristiandad con la Palabra de Dios y vean en qué medida están de acuerdo con esa Palabra. Así hallarán que el actual cristianismo profesante se halla totalmente en contraste con las enseñanzas vivas del Nuevo Testamento; y que, como consecuencia, se priva a las almas de los preciosos privilegios que les corresponden como cristianos, y se las tiene a una distancia moral que caracterizaba a la economía mosaica. Continuará...

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